Hermano:
Te lo digo así, como nos gustaba decirnos las cosas de la vida: te extraño. No me acostumbro a tu ausencia, ni quiero acostumbrarme. No me resigno a no sentir tu abrazo, ni quiero resignarme. Me falta tu mirada, de ojos claros, profundos, terribles en la cólera de algunos días, y generosos, casi siempre, como un viento protector y calido que todo 1o abarcaba.
Recuerdo tus manos, fuertes, de amigo y de artesano; del hierro caliente de la fragua que trabajabas con dureza, y terminabas convirtiéndolo en poesía; como ese, que un día me regalaste forjándolo como un escultor de la naturaleza, con la curvatura exacta para ser un junco doblado apenas por el viento de la tarde, que guardo en mi estudio como un centinela oculto entre papeles .0 ese cuchillo, hecho en tus días de obrero de Peugeot, con hoja ancha y poderosa, con un mango de hueso, que acaricia la mano como un guante fino y permanente. 0 la maza de madera dura, única pieza, oscura y con clavos medievales, lista como vos, siempre, para librar el combate que se diera. 0 el mate de hueso, ala manera gaucha de nuestro abuelo, Tata, con una cigüeña dibujada, calando el material, con tu paciencia de hombre sabio, que hacia que las horas y el tiempo fuesen otros.
No puede ser, me digo a cada paso, si estoy escuchando tu voz grave, cuando me regalabas algo, hecho por esas manos curtidas, y ese corazón llenos de afectos, y me decías "llevatelo, 1o hice para vos" y nada mas.
Y nada mas" sabiendo que ''todo 1o demás", estaba siempre, tendido como un manto, o una comida preparada para algún viajero desconocido. Siempre esperabas y siempre tenias como un mago, algo inventado, un objeto, una leyenda antigua, una palabra distinta que atrapaba, en ese taller, sin horarios, ni autorizaciones para funcionar, sin pagar impuestos, sin estar realmente desde hace mucho en este mundo., pero que era tu vida, tu manera, tus soles y tus días.
No era un taller, era una casa, una plaza, un parlamento de a uno o de a muchos.
Un lugar para ir con un pretexto o con nada. Para hablar mucho, discutir o quedarse atrás del mate, oteando el horizonte como si fuera la ciudad, la pampa y su llanura. 0 atrás de una ginebra y de los perros amables como amigos. Era imposible ser cliente. Pedías una reja, una puerta, una ventana, y salías con la vida haciéndote preguntas, hablando de la tarde, del golpe, los milicos. No era un taller, que tenia, almanaques de fútbol o de autos, como todos. Tenia, un "no te salves", Benedetti escrito en las paredes. Evita por algún lugar, o el che en algún rincón, entre herramientas; o Neruda, o algún poeta ruso que no recuerdo el nombre. Era un taller sin fotos enmarcadas, con muchos cigarrillos, con los compañeros ausentes prendidos en el alma, y en el fondo, mas fondo de tus ojos. Había de todo sin orden pero sin des orden. Un pequeño universo buscando la armonía, un verdadero taller del pensamiento.
Te 1o digo otra vez, no voy a acostumbrarme. Y tercamente, te repito, que llorare por vos cada momento que recuerde tus furias contenidas, tu honesto rencor a la injusticia, tus odios ausentes de virtudes cívicas, pero tan cerca de la sangre compañera del pueblo que siempre defendiste. Como ahora, te 1o digo, que no puedo escribir, porque también estoy llorando, porque siento tu piel, tu barba, el brazo musculoso, esa presencia enorme y ese gesto final de cada charla: volve, así seguimos hablando en estos días.
A 1o mejor, todo esta mal. Y estoy pensando equivocado y no debiera llorar por tu recuerdo. Podría tomar tu fuerza como un trago y salir a golpear las casas, una a una; tu afán por la belleza como un dato que me sirva al despertar cada mañana; tus libros releídos y paginas ajadas, como rutas, espacios caminos; tu voz, como un viento, un huracán enérgico y voraz; tus manos como dos de ideas y de creaciones; tus ojos como puentes hacia el otro; y tu abrazo, como un árbol, para mirar con vos, todas las estaciones, los colores y la vida.
Te 1o digo así, como nos gustaba decirnos las cosas: estoy equivocado, porque estas tan conmigo, que hasta la lana gruesa de tu pulóver siento todavía. Estamos juntos, mi hermano del alma, en cualquier lugar y para lo que sea. Para defendernos, herirnos, pelearnos, amigarnos. Para ser distintos como fuimos. Para estar sin vernos, ni hablarnos, como hicimos. Para hablarnos y cuidarnos. Para reinventar los juegos de la infancia, ser guerreros vikingos o romanos, blandiendo tus espadas de madera, que admiraban los amigos del barrio. Para compartir los miedos que tuvimos, alguna esperanza o una estrella.
Para escuchar alguna música, un tango o un flamenco, o hablar de nuestro padre y su presencia permanente en nuestra vidas. Para hablar de la vieja, esa madre tan madre. Para hablar de nuestros hijos .Del amor, de las mujeres. Nos quedaron mil cosas por hacer, por hablar, por sorprendernos. Nos quedaron abrazos en el aire y mucho por reírnos, porque anduvimos, es verdad, un poco pobres con las risas y nos tomarnos la vida demasiado en seno.
Pero ves que estaban equivocado. Sin darme cuenta me enganche con vos en otra charla. A 1o mejor el tiempo 1o tuvimos, se 1o dimos a otros, al esfuerzo, a la política, a1 pensamiento, a discutir por Perón, por evita, por el che, por Fidel, por Rosas, por el mundo, la religión, las huelgas, y por todo...
Es cierto estamos juntos. Pero no quiero que las lágrimas provoquen, como a veces sucede, el olvido, que es injusto. Te nombro siempre y cuento a muchos de tus cosas, para que estés siempre presente. Estaba equivocado entonces, estas conmigo, pero igual te extraño hasta 1os huesos.
Mayo del 2007
Te lo digo así, como nos gustaba decirnos las cosas de la vida: te extraño. No me acostumbro a tu ausencia, ni quiero acostumbrarme. No me resigno a no sentir tu abrazo, ni quiero resignarme. Me falta tu mirada, de ojos claros, profundos, terribles en la cólera de algunos días, y generosos, casi siempre, como un viento protector y calido que todo 1o abarcaba.
Recuerdo tus manos, fuertes, de amigo y de artesano; del hierro caliente de la fragua que trabajabas con dureza, y terminabas convirtiéndolo en poesía; como ese, que un día me regalaste forjándolo como un escultor de la naturaleza, con la curvatura exacta para ser un junco doblado apenas por el viento de la tarde, que guardo en mi estudio como un centinela oculto entre papeles .0 ese cuchillo, hecho en tus días de obrero de Peugeot, con hoja ancha y poderosa, con un mango de hueso, que acaricia la mano como un guante fino y permanente. 0 la maza de madera dura, única pieza, oscura y con clavos medievales, lista como vos, siempre, para librar el combate que se diera. 0 el mate de hueso, ala manera gaucha de nuestro abuelo, Tata, con una cigüeña dibujada, calando el material, con tu paciencia de hombre sabio, que hacia que las horas y el tiempo fuesen otros.
No puede ser, me digo a cada paso, si estoy escuchando tu voz grave, cuando me regalabas algo, hecho por esas manos curtidas, y ese corazón llenos de afectos, y me decías "llevatelo, 1o hice para vos" y nada mas.
Y nada mas" sabiendo que ''todo 1o demás", estaba siempre, tendido como un manto, o una comida preparada para algún viajero desconocido. Siempre esperabas y siempre tenias como un mago, algo inventado, un objeto, una leyenda antigua, una palabra distinta que atrapaba, en ese taller, sin horarios, ni autorizaciones para funcionar, sin pagar impuestos, sin estar realmente desde hace mucho en este mundo., pero que era tu vida, tu manera, tus soles y tus días.
No era un taller, era una casa, una plaza, un parlamento de a uno o de a muchos.
Un lugar para ir con un pretexto o con nada. Para hablar mucho, discutir o quedarse atrás del mate, oteando el horizonte como si fuera la ciudad, la pampa y su llanura. 0 atrás de una ginebra y de los perros amables como amigos. Era imposible ser cliente. Pedías una reja, una puerta, una ventana, y salías con la vida haciéndote preguntas, hablando de la tarde, del golpe, los milicos. No era un taller, que tenia, almanaques de fútbol o de autos, como todos. Tenia, un "no te salves", Benedetti escrito en las paredes. Evita por algún lugar, o el che en algún rincón, entre herramientas; o Neruda, o algún poeta ruso que no recuerdo el nombre. Era un taller sin fotos enmarcadas, con muchos cigarrillos, con los compañeros ausentes prendidos en el alma, y en el fondo, mas fondo de tus ojos. Había de todo sin orden pero sin des orden. Un pequeño universo buscando la armonía, un verdadero taller del pensamiento.
Te 1o digo otra vez, no voy a acostumbrarme. Y tercamente, te repito, que llorare por vos cada momento que recuerde tus furias contenidas, tu honesto rencor a la injusticia, tus odios ausentes de virtudes cívicas, pero tan cerca de la sangre compañera del pueblo que siempre defendiste. Como ahora, te 1o digo, que no puedo escribir, porque también estoy llorando, porque siento tu piel, tu barba, el brazo musculoso, esa presencia enorme y ese gesto final de cada charla: volve, así seguimos hablando en estos días.
A 1o mejor, todo esta mal. Y estoy pensando equivocado y no debiera llorar por tu recuerdo. Podría tomar tu fuerza como un trago y salir a golpear las casas, una a una; tu afán por la belleza como un dato que me sirva al despertar cada mañana; tus libros releídos y paginas ajadas, como rutas, espacios caminos; tu voz, como un viento, un huracán enérgico y voraz; tus manos como dos de ideas y de creaciones; tus ojos como puentes hacia el otro; y tu abrazo, como un árbol, para mirar con vos, todas las estaciones, los colores y la vida.
Te 1o digo así, como nos gustaba decirnos las cosas: estoy equivocado, porque estas tan conmigo, que hasta la lana gruesa de tu pulóver siento todavía. Estamos juntos, mi hermano del alma, en cualquier lugar y para lo que sea. Para defendernos, herirnos, pelearnos, amigarnos. Para ser distintos como fuimos. Para estar sin vernos, ni hablarnos, como hicimos. Para hablarnos y cuidarnos. Para reinventar los juegos de la infancia, ser guerreros vikingos o romanos, blandiendo tus espadas de madera, que admiraban los amigos del barrio. Para compartir los miedos que tuvimos, alguna esperanza o una estrella.
Para escuchar alguna música, un tango o un flamenco, o hablar de nuestro padre y su presencia permanente en nuestra vidas. Para hablar de la vieja, esa madre tan madre. Para hablar de nuestros hijos .Del amor, de las mujeres. Nos quedaron mil cosas por hacer, por hablar, por sorprendernos. Nos quedaron abrazos en el aire y mucho por reírnos, porque anduvimos, es verdad, un poco pobres con las risas y nos tomarnos la vida demasiado en seno.
Pero ves que estaban equivocado. Sin darme cuenta me enganche con vos en otra charla. A 1o mejor el tiempo 1o tuvimos, se 1o dimos a otros, al esfuerzo, a la política, a1 pensamiento, a discutir por Perón, por evita, por el che, por Fidel, por Rosas, por el mundo, la religión, las huelgas, y por todo...
Es cierto estamos juntos. Pero no quiero que las lágrimas provoquen, como a veces sucede, el olvido, que es injusto. Te nombro siempre y cuento a muchos de tus cosas, para que estés siempre presente. Estaba equivocado entonces, estas conmigo, pero igual te extraño hasta 1os huesos.
Mayo del 2007