Ella se sentó en el cordón de la vereda, con el último aliento. Apoyo lentamente el bolso, y miro al cielo, pidiendo una explicación. El último cigarrillo le infla los pulmones. Y la mano temblorosa marca el mismo número una y otra vez. La farola dela esquina parpadea, como un guiño absurdo del destino.
Retumban en su cabeza, las últimas palabras q le escucho decir.
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